domingo, 2 de diciembre de 2007

Yo También quiero ser Gay

Hace unos 2 años, cuando todavía era una virginal chica de 19 años, asistí por primera vez a una popular discoteca de ambiente miraflorina. Después de ese día esa disco se convirtió en uno de los principales points dónde recurrir las noches de los sábados.

En aquellos tiempos, siempre acompañada, las únicas reglas para mí eran pasarla bien y llegar a la hora indicada a mi casa. Uno de esos días entré como siempre a la disco y empecé a bailar sola como de costumbre, decidí subir a la barra para así demostrar mis dotes artísticos y para ver si algún hétero se daba cuenta de mi existencia. Y como uds. sabrán luego de 4 vodkas al bailar se te sube la temperatura y cuando te sube la temperatura también te sube todo, eso es casi como la 2da ley de newton, o sea la ley de la fuerza de gravedad, en mi caso yo quería que alguien me agarre con fuerza!!

A pesar de mi calentura tenia muy claro que las probabilidades de encontrar a un pata eran casi remotas, no por falta de pantalones, sino porque como sabrán en lugares así la mayoría de los pantalones se vuelven faldas. Mucha fue mi impresión cuando, casi derrotada y dispuesta a dejar de hacer el ridículo en la barra, un cuero de 1.80 y nariz griega me refrescó poniendo una botella de agua helada en mi espalda. Oh my God!!! No lo podía creer, era mi día, la ruda sirvió de algo, las lentejas de mi mamá hicieron efecto, mi San Toñito por fin se puso a chambear, pensé en ese momento. Luego de un cruce de miradas muy coquetas, como para no decepcionar al que parecía ser un galán de LatinLover, reflexioné sobre la idea si todo eso era de verdad.. O sea no sus inflados músculos sino su interés.. ¿y si quería un trío? ¿Y si sólo quería darle celos a su man? ¿Y si pensó que yo era un travesti? ¿Y si sólo se choco conmigo por casualidad??

Cuando me ofreció un poco de su helada bebida algunas dudas se me fueron, como por ejemplo que no había sido de casualidad la manera tan refrescante de llamar mi atención.. cuando me pregunto mi nombre y me dijo que era una chica muy linda, pensé que eso del travesti eran solo cosas mías, y al final cuando me pregunto si había ido sola, agregando “yo sí” entendí que no quería un trío ya que después que le dije que si, se entusiasmo muchísimo.

Pero sucedió algo con lo que no contaba. Después de conversar muchísimo me comentó que en realidad el sí era gay, lo que sucedía era que quería “probar” con una mujer antes de irse a Inglaterra a casarse con su novio James con quien tenía una relación de 4 años. En ese momento, ya que yo era aún muy puritana, rechacé esa provocadora oferta (la cual no rechazaría ahora) porque no quería ser yo la que sacie esos bajos y confusos instintos. Esa fue la primera vez que quise ser hombre y gay, porque mi querido galán se había convertido en la persona mas linda del mundo y hasta me daban ganas de pasar el resto de mi vida con él. No dejaba de pensar en lo afortunado que era James por tener al lado a un hombre como él, tan lindo, tan guapo y tan pero tan inteligente. Él ya tiene 2 años viviendo en Inglaterra y está felizmente casado con el amor de su vida, James, con quien piensa adoptar a un niño camboyano.
Después de un tiempo volví y después de haber bailado como trompo me senté en el launch del local para poder terminar tranquila mi sexto vaso de vodka. En ese momento una coqueta española de unos 25 años se sentó a mi lado y empezamos a conversar, me contó de todas sus aventuras por diversos lugares del mundo, ella era en realidad la mujer más culta y encantadora que conocía hasta ese momento. Luego de haberme contado todas sus travesías me acarició la oreja y me dijo que yo le gustaba y mucho. Yo le aclaré que no era lesbiana que era (y soy, creo) completamente heterosexual; sin embargo, tragos van tragos vienen hasta que nos besamos, no voy a decir que ella me besó, tampoco que yo la besé, fue algo mutuo, sincronizado y muy, pero muy tierno, claro que la ternura fue transformándose en otra cosa a lo largo del beso, o de los besos porque no nos dimos uno, nos dimos muchos.

Ella me pidió el número para así vernos otro día y salir. A mí me hubiera encantado dárselo ya que la conversación fue estupenda y la química ni que decir, pero yo sabía que si volvíamos a salir no iba a ser solo para conversar, ya que me había mencionado ya sus intenciones así que no se lo di. Le expliqué otra vez que no era lesbiana, entonces ella comprendió y dándome un beso en la frente se despidió diciéndome “carpe diem”. No saben cuánto desee ser lesbiana en ese momento, darle mi número, seguir besándola y seguir saliendo con ella y estoy segura que con ella hubiera vivido momentos muy lindos e inolvidables.

Hace poco volví a ir a la mismo disco, volví a besar a una mujer, volví a encandilarme con un lindo pasivo, y volví a querer ser gay.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Con respecto a la española, yo me hubiera lanzado...creo.
Es q yo no puedo con un cerebro genial, así q creo q hubiera dejado de lado mi heterosexualidad por conocer un poco más de esa genialidad.

Anónimo dijo...

kedate asi como eres brendita, y si vas a agarrar con otra chika, tomate foto y ensenhamela, o avisame para tambien ir.

Luis Iparraguirre dijo...

Cariño mío, muy lindo relato. Aunque, siguiendo mi morbosa existencia, quiero que me lleves a esa discoteca, aunque no puedo tomar licor. Una lástima. Besos.

Metódica dijo...

jeeee
una mas al gremio xD

pero no pes, defrente no te definas como lesbi, por ahora llamate bisexual....como toas que toavia no salimos bien del closet jeje

bisex..se oye mas bonito xD

markín dijo...

Todo es posible. Se dice que los filosofos en su afánde quererlo saber todo, en esos años antiguos, llegaban felices y en nombre del conocimiento a practicas homosexuales.

Así que normal, si caes en tentación, sólo estás conociendo.

chau.